Poner el foco en la infancia es invertir en el futuro

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octubre 25, 2018
POLIVICTIMIZACIÓN
octubre 25, 2018

Poner el foco en la infancia es invertir en el futuro

Por Ana Segura Montagut.

 Las experiencias de violencia interpersonal son un problema frecuente en nuestro entorno. Continuamente, periódicos, televisión, redes sociales, amigos o familiares nos informan y alertan de formas de victimización como agresiones, asaltos, abusos sexuales, acoso, maltrato emocional, ciberbullying, violencia en la pareja, entre otras muchas experiencias adversas. Hoy conocemos que los niños, niñas y adolescentes, debido principalmente a su inmadurez psicológica, son uno de los grupos más vulnerables ante este tipo de violencia, que se da siempre en la relación entre personas. En el caso de la infancia, en muchas ocasiones, las victimizaciones son ejercidas por parte de los cuidadores principales, de aquéllos que deben cuidar, proteger y amar incondicionalmente y que, en contraposición, dañan. Sin embargo, niños, niñas y adolescentes también sufren experiencias de victimización por parte de desconocidos, a manos de sus pares o hermanos y hermanas, en el ámbito electrónico, así como también son testigos de violencia interpersonal en el contexto familiar o en la comunidad. La acumulación de múltiples experiencias de victimización dio nombre, recientemente, al fenómeno de la polivictimización, que describe de forma más comprensiva la realidad de la mayoría de víctimas. Así pues, una niña puede experimentar maltrato emocional por parte de su madre, ser testigo del castigo corporal que el padre ejerce a uno de sus hermanos y puede ser asaltada volviendo de la escuela donde sufre acoso por parte de sus compañeros.

Hasta la fecha, numerosos estudios han mostrado que aquellos niños, niñas y adolescentes que acumulan victimizaciones, es decir que son polivíctimas, tienen un mayor riesgo de experimentar nuevas victimizaciones en un futuro, a la vez que, más probabilidades de desarrollar problemas de salud mental. Así, como describía Jorge Bucay en su cuento «El elefante del circo no se escapa porque está atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño», la victimización pasada, experimentada en la infancia, puede tener efectos en la salud y sociales a lo largo de la niñez, adolescencia e incluso en la edad adulta. Bucay también escribía “Entonces me imaginé el elefante recién nacido y atado a una estaca. Seguro que el animal tiró y tiró tratando de liberarse. Debía terminar el día agotado porque aquella estaca era más fuerte que él. Al día siguiente debía volver a probar con el mismo resultado y al tercer día igual. Y así hasta que un día terrible para el resto de su vida, el elefante aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Desde entonces, el elefante tenía grabado el recuerdo de su impotencia”. Cuando un niño, niña o adolescente experimenta victimización una vez tras otra, acumula en su mochila múltiples experiencias de violencia, pierde la esperanza en sí mismo, en los otros y en el futuro, así como el elefante dejó de estirar porqué percibió que no tenía valía, que nadie lo ayudaría, incluso que los otros validaban esta posición y, finalmente, que dicha situación no cambiaría a mejor en un futuro.

La gravedad del problema de la violencia contra la infancia y la adolescencia llevó a la Organización Mundial de la Salud a alertar en 2009 que la victimización en estas etapas tempranas del desarrollo tiene innumerables costos sociales, de salud y económicos para las víctimas, sus familias y la sociedad en general. A nivel de intervención de sistemas y por consiguiente económico, observamos que ante un caso de victimización infantil pueden activarse los servicios sociales de base, el sistema de protección infantil, el sistema de salud o el sistema judicial, podemos observar también, la valoración de planes individualizados en el contexto escolar, incluso la activación del sistema de justicia juvenil. Así, en muchos casos, intervienen numerosos sistemas y profesionales, por lo cual es de gran relevancia que los servicios que atienden a la infancia prevengan dichas victimizaciones y la acumulación de nuevas, a la vez que, hay que velar para que los profesionales tengan los recursos y formación suficiente para detectar y notificar estas situaciones de riesgo.

Acciones como el Encuentro Científico Internacional 2018, llevado a cabo a finales del pasado mes de junio, por parte de la Fundación Tierra de Esperanza en Chile, son de gran relevancia. En dicho encuentro profesionales con diferentes roles en relación a la atención de la infancia, provenientes de diversas disciplinas (educación social, psicología, trabajo social o psiquiatría) aportaron experiencias profesionales, así como, debatieron sobre la protección de los niños, niñas y adolescentes. La importancia de este evento, y por consiguiente de futuras nuevas ediciones del mismo y su expansión a otros países, recae en el hecho de que poner el foco en la infancia es invertir en futuro, de tener la valentía de mirar de frente al desafío de crear sociedades más sanas, que traten mejor a nuestros adultos del mañana, buscando la conjunción de los esfuerzos entre los profesionales que atienden a la infancia, la academia, los sistemas y servicios públicos y la población, teniendo en cuenta que es imprescindible dejar de separar aquello que se conoce y estudia en la academia de aquello que se lleva a cabo en la práctica, así como dando voz a los pequeños, pequeñas y jóvenes cuyas historias son silenciadas e invisibilizadas, en demasiadas ocasiones.

 

Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (GReVIA) y Fundación Tierra de Esperanza