Polivictimización y coordinación Interprogramática. Hacia una intervención más integrada

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Polivictimización y coordinación Interprogramática. Hacia una intervención más integrada

Por Paulo Inostroza.

La semana del 18 al 22 de junio de 2018 tuve la oportunidad de participar en el Primer Encuentro Científico Internacional en Infancia y Adolescencia, organizado por Fundación Tierra de Esperanza y co-organizado con Bryn Mawr College. En tal instancia pude participar de una mesa de trabajo dedicada a la revisión, reflexión y profundización sobre polivictimización, constructo que ha emergido hace unos años dentro del campo de la victimología y que brinda una perspectiva novedosa e interesante, que viene a aportar mucho a una problemática tan compleja y sumamente contingente como es la comprensión de niños, niñas y adolescentes como víctimas de múltiples vulneraciones en el ámbito interpersonal, lo que nos obliga a reflexionar y replantearnos el sistema chileno de protección especializada dirigida a niños, niñas y adolescentes víctimas.

Es sabido que en la actualidad en nuestro país se vive una crisis profunda respecto de los servicios que brinda el Servicio Nacional de Menores (en adelante SENAME), a los niños, niñas y adolescentes que por una u otra razón llegan a ser sujetos de atención de algún programa de intervención. Con distintos niveles de rigurosidad, a través de los medios de prensa hemos conocido de las vulneraciones y victimizaciones que se han generado en el sistema de protección especializado al alero de SENAME, el cual ha provocado gran indignación en la opinión pública y que ha permitido que se visualice los grandes problemas del Estado para abordar la restitución de los derechos de niños, niñas y adolescentes víctimas de graves vulneraciones.

De esta manera, más allá de las propias victimizaciones que han ocurrido en contexto de protección, las cuales han sido las más visibles y notorias a nivel mediático, es interesante pensar en cómo esta nueva perspectiva teórica de la “polivictimización” puede brindar aportes interesantes para un tema que no ha estado tan en palestra a nivel mediático, pero que se observa cotidianamente a nivel de los propios interventores que trabajan en las distintas modalidades de los programas de intervención de SENAME. Me refiero a la baja o casi inexistente coordinación y articulación efectiva de los programas de intervención, el cual hace que muchas veces los sujetos de atención en SENAME pasen de un programa a otro, debido a que la especialización de los programas hace que a los mismos usuarios se los parcialice y se los observe y conciba desde el único foco de atención del programa en particular, y no concibiéndolos y relacionándose con ellos como personas integrales. Ocurre con ello que muchas veces cuando algún niño, niña y adolescente se le detecta una nueva problemática y que no compete a la “especialización” del programa, este termine siendo derivado a otro programa especializado para que aborde esta nueva situación, haciendo que este niño, niña o adolescente se vea expuesto nuevamente a recomenzar todo un proceso de intervención, el cual de por sí ya es desgastante y complejo llevarlo adelante, o que, como ocurre en ciertas ocasiones, el niño, niña o joven junto con su familia sean intervenidos por dos programas a la vez, corriendo el riesgo muchas veces de generar una sobreintervención y la posibilidad de exponerse a una victimización secundaria dependiendo del caso, con las consecuencias que ello pueda traer.

            En la actualidad se está trabajando a nivel de políticas públicas para una reformulación del sistema de protección especializada para niños, niñas y adolescentes víctimas. En este sentido sería interesante todo lo que este paradigma de la polivictimización tiene para aportar al respecto, en cuanto concibe a las personas ya no parcializadas y escindidas como se ha venido trabajando desde hace tiempo, sino que permite considerar a la persona de manera integral, con toda su historia de victimizaciones en distintas áreas y espacios de relación interpersonal, como efectivamente ocurre en la mayoría de los niños, niñas y adolescentes en SENAME y por ende, permitiría aproximarse e intervenir de manera más integral y efectiva con ellos y ellas, y en consecuencia evitar los daños asociados a los procesos de sobreintervención en los programas de SENAME, y brindar un mejor servicio a aquellos niños, niñas y adolescentes que muchas veces lo han pasado bastante mal como para que el mismo sistema que debería ayudarlos y protegerlos, termine agudizando sus situaciones de daño.

Sin duda, el desafío es grande, ya que queda mucho por aprender, conocer y, especialmente, mucho que investigar. En este sentido, por ejemplo, sería interesante investigar y generar conocimiento sobre cómo incluir a los niños, niñas y adolescentes respecto de su subjetividad en el proceso de intervención, o profundizar en los factores estructurales de la institucionalidad que propician la victimización, por nombrar algunas áreas aun nebulosas en el fenómeno. Y en consecuencia de lo anterior, posteriormente incorporar tanto en las prácticas cotidianas de intervención respecto de la polivictimización, como también en los propios diseños de los programas sociales a la base de la acción interventiva, nuevas perspectivas que permitan avanzar hacia una “poli-intervención”, para que de esta manera el trabajo que se realiza día a día con los niños, niñas y adolescentes sea más efectivo, eficiente y menos dañino para ellos, para que así efectivamente se pueda ayudar y apoyarlos a restituir sus derechos y su bienestar sin generar más y nuevos daños.